lunes, 22 de agosto de 2016

Tres historias

Hola, amigos. Hoy estoy aquí para contaros tres historias. No soy un gran contador de historias, eso lo dejo para gente mucho mejor y más hábil que yo. Sin embargo, y sin querer entrar en el intrusismo, hoy voy a convertirme en cuentacuentos para que, entre todos, echemos un ojo a una situación difícil que bien podría ocurrir. Y luego, quizá, poder reflexionar sobre un par de cositas. Vamos con ello.

lunes, 25 de julio de 2016

Burocracia e investigación: una historia de trabas

Este blog se llama "Indignación científica". Muchas veces he dado rienda suelta a mi propia mala uva, dejando correr las letras y las líneas, contándoos las cosas que me enervan, sobre todo pseudociencias y actitudes claramente anticientíficas. Otras, he intentado divulgar un poquito de ciencia, algo que aclare las ideas de algún que otro personaje mal informado y mal informante. Y otras, que han sido varias, os he hablado de la práctica de la ciencia en este país, de a qué nos enfrentamos los científicos cuando intentamos ejercer nuestra profesión.

El artículo de hoy es parte de una colaboración, cuya autoría permanecerá en el anonimato. Sin embargo, con muchas de las cosas que dice estoy de acuerdo y las suscribo, así que en este blog doy cobijo a su queja para que, bajo el título de este blog, dé rienda suelta a su propia indignación.

lunes, 18 de julio de 2016

Transgénicos: ¿ciencia o política?

Ya sabéis que hace unas semanas se despertó una amarga polémica por la carta que 110 premios Nobel firmaban a favor de la implantación de los transgénicos, acusando a Greenpeace de crímenes contra la humanidad por impedir el desarrollo de, entre otros, transgénicos como el célebre arroz dorado. Mucho se ha hablado ya de esta carta, de estar a favor, en contra, de misantropía, egoísmo... Seguramente todas estas cosas salgan en este artículo, aunque mi objetivo no sea este. Mi objetivo es otro. Hoy quiero hacer una reflexión. Los transgénicos, ¿son una cuestión política o científica?

lunes, 11 de julio de 2016

Álcalis, mentiras y cintas de vídeo

Hace un tiempecillo ya, como muchos sabréis, tuve una polémica con una empresa de venta de productos para llevar una vida alcalina (¿?), que es superchachiguay y que intenta hacerse la estupenda para aparentar que venden algo que funciona, dedicados a sacar provecho de la ignorancia y la inocencia de aquellos a quienes intentan captar. Algunos ya vivísteis la historia en directo, pero creo que es momento de recopilarla y escribirla en condiciones, para dejar claro que lo único que hacen es intentar vendernos la moto. Vamos allá.

lunes, 6 de junio de 2016

Innombrable, incalificable

Tras haber pasado más de tres meses (en realidad catorce semanas) divulgando sobre ciencia pura y dura, tengo que volver al origen porque siguen ocurriendo cosas que me hacen hervir la sangre. Y es que, igual que me calienta mucho el leer o escuchar ciertas cosas y me pongo de uñas con la gente que las dice, también me toca mucho la bolsa escrotal el extremo contrario. Es precisamente el caso que os traigo esta semana y que, creo, también conviene comentar bajo la lupa de la indignación y el cabreo más absolutos.

lunes, 30 de mayo de 2016

Una historia de poniente (VI): Acero valyrio, dentro y fuera del campo de batalla.

Daga de acero valyrio de Meñique. Fuente.
Y, finalmente, ¿para qué habría de servir tanto acero, tanta forja? Sólo para una cosa: para matar. Para derrotar a nuestros enemigos y dejarlos atrás. Para avanzar sin ellos. Eso nos permitió construir, mirar hacia otros lados y, dejando la guerra atrás, mirar al futuro con esperanza. Pues si el acero valyrio fue bueno para destruir, también lo fue para construir. Y su utilidad fue patente desde el primer momento en que se puso a trabajar en otros menesteres.

lunes, 23 de mayo de 2016

Una historia de Poniente (V): Los secretos de los Maestros Forjadores

Grabado medieval de un maestro forjador.
Fuente.
Los Maestros Forjadores eran muy respetados dentro de las casas a las que servían. No sólo ponían sus fabulosas creaciones a disposición de sus señores, sino que además pasaban meses ideando nuevas técnicas de forjado, nuevos materiales, nuevas formas para esas hojas que luego, muchas de ellas, se convertirían en famosas, para mayor gloria de sus dueños y también de sus creadores.

La mayor parte de estas artes permanecieron, y permanecen aún, en secreto, perdidas en la noche de los tiempos, reunidos sus poseedores con el Herrero. Sin embargo, muchos de los Maestros Forjadores que aún viven han recibido sus conocimientos de los Maestros Forjadores de antaño, quienes decidieron legar a sus discípulos no sólo los volúmenes en los que explicaban sus usos y sus artes, sino también la costumbre y la sabiduría de recoger dichos usos y artes en un soporte capaz de aguantar el paso del tiempo mucho mejor que el débil y corruptible cuerpo con que los Siete decidieron dotarnos.