En el artículo anterior os contaba cómo la célula utiliza la autofagia para redecorar su interior, reorganizar sus orgánulos y deshacerse de todo aquello que le sobra, le estorba o le perjudica de alguna manera, como en uno de esos famosos programas de los canales de la TDT que se dedican a destruir tu casa por dentro para levantar una nueva en la que puedas vivir (y tener más espacio de almacenamiento, que, por alguna razón, es importantísimo tener siempre más). Pues hoy, continuando con la autofagia, vamos a ver cuál es el papel de este proceso en el desarrollo y progresión de la enfermedad, cuando el mecanismo, que pretende contribuir a la supervivencia y el buen funcionamiento, se convierte en una pesadilla de la que no se puede escapar.
Lo que pasa cuando un científico oye o lee una chorrada. Vía libre a la indignación. No apto para pieles finas.
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lunes, 31 de octubre de 2016
lunes, 24 de octubre de 2016
Autofagia (I): la reforma fisiológica de las células
Yoshinori Ohsumi, galardonado con el Nobel de Medicina en 2016. Fuente. |
Sí, seguro que dicho así suena a insulto, no os lo voy a negar. Así que para que no llaméis a nadie autófago por la calle (o sí, a saber...), voy a ver si puedo explicar de forma clara lo que es este mecanismo, que tiene una importancia primordial en la vida celular, no sólo en situaciones patológicas, sino también en la fisiología normal del organismo.
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