lunes, 1 de junio de 2015

El escudo que protege...

Juramento de la Guardia de la Noche
... los reinos de los hombres.

Cuando hace unas semanas publicábamos aquí un post referido a los vendehumos pensábamos que habíamos dejado claro la cantidad de mierda que hay por ahí esparcida. Pero la capacidad para generarla es tan elevada, que cada semana nos encontramos con otra basura nueva. Sinceramente, desde este blog no daríamos abasto a denunciarlas todas y comentarlas. Pero la que encontramos ayer hizo verdaderos méritos para aparecer aquí, con tal cantidad de estrategias absurdas y argumentos ridículos, que la vamos a meter. Es la empresa NewEddens, que vende productos de la marca BioVital.

Dichas marcas hacen negocios con una cama que, dicen, eliminan los efectos de las radiaciones electromagnéticas sobre el sueño, de forma que la cama en cuestión evita el envejecimiento, el cáncer y hasta que te salgan canas. Podéis buscar sus páginas web por google, me niego a enlazarlas aquí y que suban su impacto por clicks que no se merecen. Básicamente, es un trozo de látex con una placa de metal con forma de mariposa. Que, presumiblemente, reducen hasta la cantidad de radicales libres que se producen en el organismo, por supuesto si usas la cama de marras. Eso sí, se olvidan que el propio proceso respiratorio o la neurotransmisión generan un volumen de radicales libres que ya quisieran ellos reducir.

Pues bien, la discusión comenzó por una afirmación pseudocientífica sobre la electrosensibilidad (que ya sabemos que no es una enfermedad real, sino psicosomática) y cómo su camita mágica elimina dicha enfermedad fantasma en alguien que cree padecerla. ¡Viva el placebo!

Así que avisados por varios contactos de twitter, empezamos a visitar su página web. Lo primero que nos encontramos es que existen "estudios científicos" que avalan sus chorradas. Esto siempre está bien. Y siempre está bien porque te permite ver en qué se basan estos vendedores de humo. Es posible que el humo no nos deje ver lo que hay detrás y sí que haya una base racional que apoye tales afirmaciones y los que nos estemos dejando llevar seamos nosotros. Recordemos que uno de los pilares del escepticismo no es creerse las cosas y desechar otras, sino analizar la evidencia existente y después emitir un juicio. Así que, con el ánimo de cambiar de opinión en caso de estar equivocados intentamos lanzarnos hacia la aventura de encontrar los estudios en cuestión. Para facilitar la narración, voy a usar los links. Allá vamos.

Pues bien, cuando uno entra en la web de New Eddens se encuentra directamente con una sección que se llama "Donde la salud ocurre" y un cuadro azul enorme con la palabra AQUÍ inscrita en él, para leer las investigaciones que sustentan sus afirmaciones. Bien, si pinchamos en él, nos lleva a esta página de BioVital. Si leemos, en ningún sitio aparece ningún estudio ni ninguna referencia. Eso sí, encontramos un premio a Mejor investigación general científica en este congreso. O parece ser éste. Por la numeración. Por datos que aparecen en diversos CV que se pueden encontrar por internet... Coincide la fecha y el lugar de celebración. Si buscamos premios, encontramos el premio SesValia, al que se presentaron los dres. Acuña y Escames, de la Universidad de Granada, que también son conocidos por sus afirmaciones pseudocientíficas. También en el mismo campo, por supuesto. El caso es que la empresa enlaza con un triste "leer más" a esto.

Les pedí el estudio entero, pero puesto que no se ha publicado en ninguna revista, no han sido capaces de darme ningún enlace. Me pidieron mi correo electrónico, pero si el estudio se hubiera publicado en alguna revista indexada con revisión por pares, no habría hecho falta. ¿Para qué querría nadie un correo electrónico pudiendo darnos el enlace a PubMed, Medline o la propia revista en cuestión?

Así, no obtuvimos el enlace al estudio. Sólo lo que veis en la página de la empresa que no aclara nada. Lejos de ello, lo que hace es sembrar aún más dudas sobre la validez del mismo. Desde luego, leyendo el estudio que citamos, no se puede dar ninguna credibilidad ni, por supuesto, validez científica al estudio que han hecho. Hay muchas razones, muchas. Pero la que más salta a la vista es que no hay grupo de control ni grupo de placebo. Así, el estudio resulta inútil para sacar conclusión alguna acerca de la efectividad de la cama antirradiaciones.

Si pensábais que la cosa acaba ahí, os estaréis equivocando. Utilizando bien grandes los logos de las Universidades de Alcalá (mi alma mater) y Complutense (junto con el de la Universidad de Granada que hemos comentado antes) enlazan a resúmenes de estudios. Dado que me da muchísimo por culo (no, no hay eufemismo que exprese lo que siento) que usen el nombre de la universidad en la que yo me formé para promocionar mierdas variadas, entro directamente en el logo de la UAH y me redirige aquí. Leo y me encuentro con la siguiente frase:

A continuación, pasamos directamente a exponer las conclusiones, si desea ver el estudio completo pinche en el link que le facilitamos.

Bien. Os propongo un reto: encontrar dicho link. Yo pensé que no lo encontraba porque soy algo retra, pero utilizando el truco del tabulador (¿No lo conocéis? En cualquier página, si pulsáis la tecla del tabulador, un cursor se situará encima de cualquier elemento que tenga una acción asociada, como, por ejemplo, abrir un enlace externo) tampoco fui capaz. Así que si lo encontráis, decidlo.

Como me seguía dando por culo que se utilizara de esta manera a mi alma mater, me propuse encontrar el estudio por otro lado. Así, encontré una tesis doctoral dirigida por el reconocido pseudocientífico José Luís Bardasano. Tesis que, además, incluye la pseudomedicina de la auriculoterapia, como podéis comprobar en este enlace. Podéis leer la tesis completa, si queréis. Pero también podéis quedaros en el índice al comprobar que da validez a la auriculoterapia. Yo me la he leído. Y el despropósito es tal, que me da hasta vergüenza citar sus chorradas. Pero podéis ir directamente a la página 59 que es donde habla de la cama y reíros. Yo siento vergüenza ajena. Mi tesis también se leyó allí y a mí me costó sangre, sudor y lágrimas. Mi tesis no incluye una sóla página sin citas que justifiquen lo que digo. Pero lo más vergonzoso es que los vendehumos de hoy se apoyan en una cara de un folio para defender su cama. Una cara (y no entera) en la que no hay una sola referencia, un único dato. Y todo lo que dan es una referencia a... agarraos los machos... este enlace vacío y este otro enlace vacío. Este último pienso que puede ser éste. La consideración hacia Discovery Salud os la dejo a vosotros, pero creo que coincidiremos en que es algo así como Valdemingómez, pero con pseudociencias.

El tercer estudio, el de la Complutense, lo encontramos aquí. Como en el caso anterior, no encontramos el estudio en ningún sitio, sólo un panfleto publicitario ridículo y absurdo sin fundamento ninguno. Tampoco lo obtuvimos. Básicamente, no existe. Lo que hacen es contar tres anécdotas de tres personas, nada más.

Pero lo peor es que por twitter intentaron justificarnos que esos estudios existían y sus argumentos eran que estaban realizados por tres universidades españolas y que les habían dado un premio (los SesValia que mencionábamos arriba). Bien. El estudio de Seralini de los transgénicos, ése estudio más falso que un euro de madera, también lo hizo un centro de investigación maravillosísimo... y eso no quita que fuera un estudio falseado. Y no nos olvidemos que Luc Montagnier, que ganó el premio Nobel por el descubrimiento del VIH, patrocina el uso de homeopatía, que ya sabemos que es otro engaño. Tras muchos intentos y una larga discusión, lo que obtuvimos fue la siguiente respuesta:



Teniendo en cuenta que tenemos artículos digitalizados desde el año 1900 esto nos suena a excusa ridícula. Básicamente, lo que ocurre, es que los estudios no existen. Y si existen de verdad, su calidad tiene que ser tan baja que no los quieren ni en el boletín parroquial. Eso sí, intentaron que les cediéramos un número de teléfono o un mail. Seguramente, con la intención de spamearnos o, como ya me ha ocurrido en el pasado, acosarme por correo electrónico.

La anécdota acaba aquí. Tras decirles una obviedad como que son unos embusteros (¿cómo llamaríais vosotros a alguien que se ha pasado todo un día mintiéndoos?), ellos decidieron acabar con la conversación. Seguramente porque no les convenía volver a quedar en evidencia. Esto es sólo una anécdota, como digo y necesitábais saber la historia completa para entender lo que quiero contaros hoy.

Si os dais cuenta, el afán de New Eddens era quedar como embajadores de la ciencia, de dar algún soporte científico a sus majaderas afirmaciones sobre radiación electromagnética. Esto está bien. Quiero decir, hicieron una afirmación, y, como es lógico intentaron justificar su afirmación con la evidencia que la sustenta. El problema es que cuando lo intentaron, fallaron en dar evidencias reales sobre el tema. Durante toda la discusión, su único argumento fue tirar de la falacia de autoridad, en la que daban credibilidad a afirmaciones sin demostrar por el mero hecho de haber ganado un premio de un Congreso médico y que se hubiera realizado un estudio en 3 universidades. Premios en Congresos y cursos tenemos todos. Yo mismo tengo un premio en un Curso sobre Parkinson, pero eso no significa que sea un experto o una autoridad en el tema ni que todo lo que diga sobre el Parkinson sea cierto.

El punto está en que ellos mismos, la gente de New Eddens, han desvelado su propia estrategia para embaucar a nuevos compradores: dar una apariencia de ciencia a lo que dicen, conseguir una pátina de veracidad mediante el uso torticero de pseudoestudios que no se enlazan directamente, que no se sostienen de ninguna manera y que, por utilidad y manejabilidad, dicen incluir sólo los resúmenes. Esto podría ser muy útil si, como os he contado antes, hubieran enlazado, en dichos resúmenes, a los estudios en cuestión. Sin embargo, no lo hacen. Nos remiten a envíos por mail, conversaciones por teléfono, etc.

Y es que, lo que les interesa, no es dar sustento a sus afirmaciones, ni mucho menos, sino vender colchones y cojines. Da igual la forma en que lo hagan. Así pues, lo de New Eddens no es más que otro caso de crear un problema que no existe (la electrosensibilidad) para vender una solución que no es necesaria (la cama BioVital). Y bien podrían haber acabado incluidos en este otro post como embaucadores.

En New Eddens, se emperifollan, se adornan y se barnizan con una capita de ciencia que, en cuanto entra alguien con un poquito de conocimiento y espíritu crítico, queda totalmente destruida. A nosotros quisieron vendernos unos estudios que no existen, unos argumentos que no son tales, unas excusas que se caían por su propio peso (lo de que los estudios no están digitalizados es de traca, teniendo en cuenta que se han realizado hace menos de diez años y yo mismo tengo estudios publicados de hace más tiempo) y tirando de falacias lógicas que no convencieron a nadie en ningún momento. Sin embargo, el público en general, podría no tener el conocimiento que tenemos los demás y llegar a caer en la trampa de estos vendedores de humo.

Precisamente por esto es tan importante la labor de quienes tenemos conocimiento suficiente para poder desenmascarar a estos mercachifles. No podemos quedarnos callados ni impasibles ante esta gente que vive del desconocimiento y el miedo que este genera. Por eso es tan importante gente como Qué mal puede hacer, Vary Ingweion o Emilio Molina, entre tantos otros, que dedican mucho tiempo y esfuerzos a desmentir las memeces y las chorradas de estos comerciantes de la ignorancia.

No podemos rendirnos, sino más bien al contrario. Denunciar este tipo de prácticas, poner racionalidad allí donde falta, es nuestra tarea más importante. Incluso entre nosotros. No podemos caer en las afirmaciones pseudocientíficas, en el cientificismo (entendido como fe en la ciencia, creer en ella a ciegas) y en el aceptar las cosas porque sí. Si nosotros caemos, nadie podrá denunciar este tipo de prácticas y podrán campar a sus anchas, embaucando a la gente que, en su inocencia, creen que esto conseguirá algo por su salud y su bienestar, aunque sólo conseguirán gastar el dinero en chorradas (un cojín de esta casa cuesta la friolera de 95 euros). Como hemos dicho ya en alguna ocasión, todo el mundo no puede tener conocimientos sobre todo y es tarea de quienes tenemos conocimientos sobre estos temas el ponerlos en su contexto justo. Gente como la señora que mencionan en su publicidad han caído en el engaño de que una plaquita de metal les quitará unos problemas que no están causados por el agente que ellos señalan. Quizá dicha clienta estuviera convencida de lo que le han dicho, esté dispuesta a agarrarse a un clavo ardiendo que elimine el sufrimiento que padece y que ningún médico ha podido aliviar. Y el efecto placebo acabará por confirmar su sesgo cognitivo. Pero si la señora tiene alguna duda o la hubiera albergado en algún momento y hubierais podido ayudarla a elegir y evitar que cayera en el engaño, ¿no lo habríais hecho?

Así que permitidme la licencia épica. Porque si nosotros no los frenamos de alguna manera, seguirán engañando a la gente que no tiene nuestras armas: el conocimiento y el pensamiento crítico. Somos el escudo que protege los reinos de los hombres.

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