lunes, 14 de mayo de 2018

Miedo al Alzheimer (III): mitos sobre el Alzheimer

Basura.
Bueno, ahora os explicaréis a qué venía todo esto. Si bien es verdad que llevaba tiempo pensando en escribir sobre Alzheimer, otros mucho mejores que yo ya han escrito (y mucho mejor que yo, por supuesto) todo lo que había que saber y se habrán centrado en cosas que preocupen más. Pero resulta que Ariana me pasó esta imagen que tenéis aquí a la izquierda.

Enseguida en mi cabeza aparece la idea de escribir algo sobre la mentira que cita la imagen, pero para eso tenía que explicar antes qué es el Alzheimer y de dónde creemos que viene, que es lo que he hecho hasta ahora. Y hoy le toca el turno al último capítulo de esta miniserie sobre la enfermedad de Alzheimer para desterrar esta mentira y comentar algunas otras que han surgido alrededor de ella, a ver si podemos desfacer algún entuerto.


Miedo y mentiras

Al final, como en el caso del cáncer y todo lo que le rodea, el caso es crear miedo para acercar un ascua a una sardina de dudosa calidad. Actualmente, todo da cáncer. Absolutamente todo. Hasta, qué sé yo... bailar un chotis o escuchar reggaeton (aunque no estoy del todo seguro en esto último). Pues estamos cambiando la tendencia a "todo causa Alzheimer". Según vamos teniendo mejores tratamientos para vencer al cáncer, los argumentos de "X causa cáncer", donde X es la causa de moda a la que atacar (ya sea el aspartamo o ir a Ikea) van desapareciendo... y cambiándose por "X causa Alzheimer", una enfermedad de la que aún no sabemos demasiado a pesar de conocerse desde hace siglos.

Yo, por ejemplo, me enteré hace nada de que se había relacionado el Alzheimer con el gluten y realmente me parece atroz. Como si no hubiera ya bastante psicosis con el gluten como para meterle más. Luego, cuanto más leo, más me doy cuenta de que confunden gluten con índice glucémico y los indicios sobre la relación entre este y la enfermedad de Alzheimer (que desmentí en el capítulo anterior).

Al gluten se le unen los empastes dentales (por el mercurio), las latas y los enseres de cocina (por el aluminio), el aspartamo, las vacunas (como veis más arriba), la depresión o incluso leer. Sí. Leer. En fin.

Demencia: un gran lugar donde fondear

Es primordial no despistarse. El Alzheimer es una forma de demencia. Pero no leamos demencia como "locura", tal como suele presentarse habitualmente. Una demencia no es más que el nombre que se da al proceso en el que se pierden total o parcialmente las capacidades cognitivas. Entre las demencias encontramos varios tipos. Así, existen demencias primarias, como es la asociada al Alzheimer; secundarias, como las asociadas a depresión o SIDA; o las inmunitarias, como la asociada a una celiaquía sin tratar o a la esclerosis múltiple.

Como veis, es muy fácil asociar causas al Alzheimer, sobre todo si comparten nicho en algún momento. Por ejemplo, que la celiaquía sin tratar produzca demencia causada por el ataque autoinmunitario se presta fácilmente a que se diga que el gluten provoca Alzheimer. Ligar la demencia a la esclerosis múltiple ya es harina de otro costal: no hay un enemigo claro al que atacar, no hay un objetivo único. Y eso ya dificulta decir que la esclerosis múltiple causa Alzheimer. Además de resultar raro, claro, llamativo. Eso dispararía demasiado las alarmas de la gente, que se lanzaría a averiguar más cosas y podrían desmontar el chiringuito con rapidez.

Enfermedad del sombrerero loco

Sombrerero loco de Alicia en el País de las Maravillas.
Fotograma de la película de Disney.
A todos nos viene a la mente el personajillo que tenemos aquí al lado si hablamos de la toxicidad del mercurio. Y si no, debería. Porque la enfermedad del sombrerero loco es una realidad. El nombre técnico de esta enfermedad es el de eretismo mercurial y, como también nos suena a casi todos, está provocada por los vapores del mercurio. En este caso, por tratar con mercurio la piel hasta convertirla en fieltro para fabricar los sombreros. Los síntomas de esta intoxicación particular parecen ser similares a la de una demencia de tipo Alzheimer y hasta se ha llegado a postular en ciertos blogs (que no citaré por no darles publicidad) que aumenta la producción de acúmulos de beta amiloide y de proteína tau. ¿Sabéis algo cercano que tenemos muy a mano y que lleva mercurio? Pues los empastes dentales y el pescado. Titular: comer marisco provoca cáncer.

Evidentemente, esto es un mito. Ni siquiera se conoce si la presencia de mercurio aumenta la acumulación de beta amiloide o la hiperfosforilación de tau. La única referencia que he encontrado que afirmara tal cosa lleva a un enlace vacío, así que tampoco he podido confirmar que la referencia que se citaba afirmara tal cosa. En cualquier caso, la relación entre el marisco (o cualquier otro pescado) y la enfermedad de Alzheimer sí que ha quedado descartada, ya que no se ha encontrado relación entre el consumo de marisco y la patología cerebral, a pesar de que los niveles de mercurio sí aumentan al comer marisco. Ni que decir tiene que es mucho menos probable que el mercurio escape de los empastes que del pescado que ingerimos.

Conservas asesinas

Pequeños cabrones productores de Alzheimer. Vulgo latas.
Fuente.
Mención especial requiere también el aluminio. Durante los años 60 y 70 se publicaron diversos estudios que relacionaban la neurodegeneración y la producción de ovillos neurofibrilares con la presencia de aluminio en sangre. Esto causó cierta psicosis contra las conservas de pescado que, como sabéis vienen en latas de aluminio (dato interesante: no contra las de refresco, que deben estar hechas de piel de unicornio). De hecho, cierto nivel de psicosis se ha mantenido hasta nuestros días (de nuevo no voy a citar el blog que recoge semejantes afirmaciones), llegándose a recomendar los utensilios de cocina de cobre, que sí ha demostrado sobradamente ser tóxico. Esta hipótesis del aluminio se ha mantenido durante bastante tiempo, si tenemos en cuenta que se han utilizado sobredosis de aluminio en animales para obtener modelos de enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, una vez se estudian los ovillos provocados por el aluminio y los producidos por el Alzheimer se comprobó que no tenían nada que ver los unos con los otros y que los provocados por el aluminio ni siquiera tenían relación con este sino con situaciones previas incontroladas (el tejido en que se encontraron era de conejos de dudosa procedencia). 

Sobre las chorradas que he leído sobre que el pescado enlatado en latas de aluminio aumenta en un chorropotocientos por cien la probabilidad de padecer Alzheimer que leído en algunos blogs veganos no comentaré nada. 

Si existe alguna relación entre metales y Alzheimer, debe estar en el trasiego de iones tipo calcio o sodio en las neuronas, donde se ha comprobado que el tráfico de los mismos está reducido en pacientes de Alzheimer: menos neuronas vivas, menos movimiento de iones. Pero no la busquéis en el mercurio o el aluminio, que no parecen tener relación alguna con él.

Come natural

El rollo de la comida natural no afecta solo a la "epidemia" de nutricionismo que sufrimos ni tampoco al exceso de falacia naturalista que vivimos actualmente. También está infiltrándose en el entorno de la neurociencia (que, de paso sea dicho, es terreno abonado para estafadores de medio pelo). 

No nos engañemos: comer bien previene muchas alteraciones en todos los tejidos, incluyendo el cerebro. Mantenernos sanos a nosotros mismos es mantener sanos nuestros órganos y para eso hay que aprender a comer bien. Y entended esto: no quiere decir comer mucho, ni dejar de comer X porque es supertóxico... Quiero decir que hay que comer para estar sano. Que luego hay quien se agarrará a que he dicho que comer con aditivos es malísimo. Y es que la quimiofobia es un factor de riesgo. De riesgo de decir chorradas.

Glutenfobia

Símbolo internacional de productos sin gluten. Fuente.
Vais al súper. Vais a comprar... qué sé yo... suavizante. Y encontráis este simbolito que está aquí  a la derecha o alguno similar o la leyenda "sin gluten". Vivimos en una época en la que el gluten es malo malísimo. Peor que un gremlin recién mojao.

Entiendo que para la gente con enfermedad celíaca supone un problema gordo. Incluso para la gente con intolerancia al gluten no celíaca. Pero el resto, creedme, estamos a salvo. El caso es que en los individuos que padecen una condición de sensibilidad al gluten (celíaca o no), podrían desarrollar distintos tipos de alteraciones neurológicas

Sin embargo, incluso esto podría estar en duda. Si bien es cierto que parece haberse encontrado una relación entre el gluten y cierto tipo de demencia, denominado demencia vascular, incluso esta relación podría estar en entredicho. Los autores del estudio que afirma tal cosa, además, niegan que exista relación entre el gluten y el riesgo de Alzheimer

Pero esto no les vale a los glutenfóbicos, que cantan toda clase de males contra el gluten. De hecho, muchas de las páginas y blogs que relacionan ingesta de gluten y Alzheimer confunden el gluten (compuesto por proteínas) con índice glucémico (rapidez con la que un alimento eleva el contenido de glucosa en sangre). En estas páginas se acusa a los cereales y su contenido en azúcares con la enfermedad de Alzheimer. Esto, como vimos en el capítulo anterior de la serie, es bastante improbable. Mucha culpa de esto la tienen las afirmaciones como las del doctor Perlmutter, que relaciona directamente glucemia con Alzheimer a pesar de que, como hemos visto, son falsas.

Así pues, no sólo la relación entre el gluten y el Alzheimer es falsa, sino que además, quienes la promulgan, confunden gluten con contenido en glucosa. Triste pero cierto.

Aspártate de aquí, demoño

Fórmula química del aspartamo. Fuente.
Venga, perdón por el "juego de palabras". Sí, es peor el chistaco que el aspartamo, pero es que me han dibujado así.

¿Queda alguna enfermedad terrible que no se haya asociado al consumo de aspartamo? Creo que con el Alzheimer están todas ya cogidas. Este mito no tiene relación con absolutamente nada. No he encontrado ningún estudio serio que relacione el aspartamo con demencia, Alzheimer o cualquier otra característica relativa al mismo. Nada. En absoluto. Pero aún así, he encontrado blogs y páginas que sí relacionan este edulcorante con el Alzheimer. Y utilizan el mismo truco que con el índice glucémico: como el azúcar es dulce y se ha relacionado con un descenso en la señalización neuronal de la cascada de la glucosa, el aspartamo, que es dulce, también tiene que producir dicho descenso. Y no porque las neuronas mueran y haya menos señalización, no. Es que directamente la glucosa y el aspartamo se han convertido en demonios neurotóxicos capaz de diezmar las poblaciones neuronales del hipocampo. Porque sí: la toxicidad del aspartamo es específica del hipocampo. Las muertes neuronales observadas en las distintas regiones corticales son otra cosa, no Alzheimer. Así. Tal cual. Y no creáis que es un bulo poco extendido, no... Lo he llegado a oír en la farmacia, comprando un antihistamínico.

Vacunas, vacunas

Gandalf, temiendo a las vacunas. Corred, insensatos. Fotograma
de La Comunidad del Anillo.
Corred, insensatos.

Pensadlo: un anciano con barba pidiendo que huyáis porque él sabe más que vosotros. ¿No os recuerda a nadie diciéndoos que no os pongáis la vacuna de la gripe? Pues le falta poco para afirmar lo mismo que la pazguata de la fotografía que encabeza este artículo. Que la vacuna de la gripe causa el Alzheimer. Y, como culpable, el aluminio. Sí, el mismo de las latas de conservas que hemos comentado antes. Ya hemos visto que el aluminio, como agente causante de la enfermedad de Alzheimer no tiene sentido y valga esto para las vacunas. Para todas. Porque, como ya mencionamos en su momento, algunas llevan aluminio. Sin embargo, en el caso de las vacunas de la gripe esto no es cierto.

Según unos tuits de Pedro Alsina en respuesta a una consulta, las vacunas de la gripe varían según la comunidad autónoma y quién gane el concurso, pero pueden resumirse en dos tipos: trivalente inactivada fraccionada y trivalente inactivada adyuvada. ¿Qué quieren decir estos términos? Pues significan que ambas vacunas están dirigidas a tres tipos distintos de virus de la gripe (trivalentes) y que son de tipo inactivado (se administra el virus incapaz de infectar). La fraccionada contiene fracciones de los tres virus de la gripe frente a los que se pretende vacunar y la adyuvada contiene adyuvantes que mejoran la producción de inmunidad.

He buscado estas vacunas, intentando encontrar cuáles eran las aprobadas en cada comunidad autónoma. Pero me detuve en la web de la Asociación Española de Pediatría. En ella he encontrado las marcas comerciales que recomiendan para la campaña 2017/2018. Allí aparecen Influvac, Chiroflu, Mutagrip, Vaxigrip y Afluria, además de una tetravalente, Fluarix tetra. Y he buscado sus composiciones, que os dejo, como veis, enlazadas. ¡Y ninguna contiene aluminio! ¡Ni siquiera como adyuvante! ¡Oh, sorpresa!

Pues no: sorpresa no. Era de esperar. No porque no se use ya el aluminio, que sí que se usa en otras vacunas. Sino porque era de esperar que se mintiera en el asunto de producir Alzheimer. Desconozco si otros años se han utilizado otras vacunas que contuvieran aluminio, pero no me parece probable, dada la composición de las vacunas de este.

Aún así, tranquilos: ni las vacunas de la gripe parecen contener aluminio (como podéis comprobar) ni el aluminio está ligado a la producción de Alzheimer (como hemos visto antes).

Cosas locas, muy locas

Os empezaba diciendo que todo esto era buscar miedo por el miedo y hay a quien se le va la mano con lo del miedo. Pero que se le va del todo, oiga. Así que voy a recopilar algunas cosillas muy locas que he leído con respecto al Alzheimer. No os sorprendáis. O sí.

Por ejemplo, he leído que leer provoca Alzheimer. Tal cual. Que la lectura desgasta el cerebro. Sí, también así, tal cual. Yo no sé vosotros, pero si empiezo a mirar la bibliografía de mi tesis (no, no la que aparece citada, la que tengo almacenada en forma de pdfs y la que tengo impresa), empiezo a tener miedo. Mucho más si me doy la vuelta y echo un ojo a las estanterías repletas de libros de mi casa. Estoy condenado.

Además, estoy a dieta y he comenzado a consumir muchas legumbres. Aparte del consiguiente problema de acumulación de gases de composición odorífera no demasiado agradable, ¡también provocan Alzheimer! Aquí no he sido capaz de encontrar la causa. Así que imagino que con cada "exhalación" se perderán neuronas. Será por aquello que dicen que algunos piensan con el culo...

Pero ojo, que según escribo estas líneas también estoy arriesgándome a padecer un Alzheimer galopante. Porque, sí amigos, los móviles y el wifi también provocan Alzheimer. A distancia. Y por ondas. Y ojo, sin recitar conjuros, que es mucho más difícil.

Es que vivimos en un mundo en el que todo, absolutamente todo, da Alzheimer. ¿Los boniatos? Uy, Alzheimer, que son transgénicos. ¿Comer croquetas de bolsa? Alzheimer por ultraprocesados (por lo visto, les ponen mercurio para que sean todas iguales). ¿Comer carne? Alzheimer también, que la carne lleva beta amiloide a capazos, aunque comas jamón y no sesos. ¿La fruta en ayunas? Uy, eso sí que da Alzheimer. Se junta la acidez que produce con la cantidad de azúcar que lleva y se te mueren las neuronas en fila india. ¿Regar los geranios? Bueno, eso Alzheimer no, pero un par de galletas a quien las riega sin mirar quién pasa por debajo, sí que estaría bien.

Llegamos al final


Espero, amigos, que este pequeño monográfico os haya servido para desterrar mitos sobre el Alzheimer. Ninguno estamos libres de él, por lo que parece. Podemos prevenirlo. Por lo que sabemos, cualquier actividad que favorezca la formación de conexiones interneuronales reduce el riesgo de padecer Alzheimer. El ejercicio, por ejemplo, favorece la plasticidad neuronal. Y no hace falta que os matéis en un gimnasio: con que caminéis durante cuarenta y cinco minutos al día, eso ya pone en marcha los mecanismos que regulan la creación de nuevas conexiones. La actividad intelectual, al parecer, también puede prevenir los estragos del Alzheimer o, al menos, retrasarlos. La lectura, el estudio o incluso hacer crucigramas parecen estar relacionados con un aumento del número de sinapsis, lo que ayuda a prevenir el deterioro cognitivo que acompaña a la enfermedad. 

El escritor Terry Pratchett, en la Comic Con de
Nueva York en 2012. Foto de Luigi Novi.
Ojo, estos consejitos no son la panacea. Recordad el caso de Terry Pratchett, a quien homenajeaba en el capítulo anterior: escritor, inteligente como él solo, mordaz, ácido e inquisitivo. No puede decirse que su actividad cerebral fuese reducida, ¿verdad? Pues padeció Alzheimer, una forma prematura y rara. Nos dejó hace algo más de tres años.

Como os decía, ninguno estamos libres de padecerlo. Retrasarlo parece la mejor idea que podemos tener ahora mismo, porque no existe tratamiento. Actualmente, se especula con muchos compuestos y parece que algunos factores de crecimiento (como el IGF-I) u hormonas (como el 17-β-estradiol) o incluso fragmentos (como el péptido terminal del IGF-I llamado GPE) son prometedores en los modelos con animales. Hay también terapias inmunoderivadas, usando anticuerpos frente a los acúmulos amiloides que tienen una buena perspectiva. Pero ninguna, por el momento, ofrece la esperanza de tratar de forma eficaz esta gravísima enfermedad.

Nuestro trabajo, por tanto, consiste en que a nadie le engañen con ella. Es terrible, sí. Pero cuanto más la comprendamos, mejor podremos combatirla. Y, desde luego, desterrar la información falsa sobre el Alzheimer es uno de los puntos sobre los que incidir.

Tocan agradecimientos. Y en primer lugar, quiero agradecer a @AriannMG_ que me diera la idea de la que surgió este post. Mi mujer no podía faltar, por su trabajo de sugerencia y corrección. Tampoco quiero que se me pase Pedro Alsina por su inestimable ayuda en el tema de las vacunas. Y, por supuesto, a todos los miembros de Borregos Illuminati por los ánimos, las correcciones, las sugerencias y las risas. 

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