domingo, 21 de enero de 2018

A la carga con las vacunas (II): Instrucción de combate.

Volvemos al escabroso mundo de la inmunidad adquirida. Ya vimos en el artículo anterior cómo funciona la inmunidad adquirida. Resumiendo mucho, las células T reconocen un antígeno y activan a células efectoras que reconocen ese mismo antígeno para atacarlo. Da igual si el antígeno está en células propias o en elementos ajenos, la orden es la misma: neutralizar la amenaza. Son las células TH las que coordinan todo el ataque, eso sí, con la ayuda de las células presentadoras de antígenos, que son las que avisan de qué y cómo está actuando.

Pero esto plantea un nuevo problema. Dependiendo de qué y cómo actúe, incluso de dónde, el sistema inmunitario debe plantear una estrategia distinta para eliminar al invasor. Así que no vale cualquier forma de hacer las cosas. Por eso existen distintos tipos de vacunas. Vamos a verlas.