Es muy curioso que de un tiempo a esta parte se haya ido corriendo el bulo de que existen alimentos que nos perjudican. Sobre todo, alimentos que llevamos consumiendo siglos y, sin embargo, no nos hemos extinguido. Es el caso de los cinco venenos blancos que se llevan publicitando como tales durante los últimos años: la sal, el azúcar, la harina, el arroz y la leche. No me voy a meter en si lo son o no, porque eso lo hace mucho mejor que yo gominolasdepetroleo en la serie dedicada a estos alimentos en su blog, comparando sus versiones procesadas con las versiones sin procesar, con un rigor que ya nos gustaría a muchos. Pero lo que sí voy a hacer es llamar la atención sobre lo peligroso que es esparcir y fomentar el mito. Así que, con su permiso, voy a hablar del último elemento de la serie: la leche.
Antes de empezar a hablar, quiero que tengáis presente esta imagen en todo momento:
Ya podéis imaginar que esta persona no tiene ni puñetera idea de lo que está diciendo. Pero ni puñetera idea. Como he dicho antes, a la cuestión de si es un veneno o no lo es contestarán otros, pero lo que no se me puede escapar a mí, es la cantidad de memeces que dice esta... iba a llamarla persona, pero creo que alguien que es incapaz de entender las cosas y esparcir semejante cantidad de basura sin comprobar, no es merecedora de tal nombre. Porque no, no fue capaz de dar una sola respuesta a las insistentes peticiones de evidencias por parte de varios de los que leímos la sarta de chorradas que habéis visto arriba.
Sinceramente, cualquiera que tenga las suficientes neuronas como para no cagarse encima cuando escribe, se puede dar cuenta de que todos y cada uno de los puntos que va señalando son basura. No menciona estudios, ni referencias, ni nada de nada. Que sí, que es twitter y que en 140 caracteres no cabe mucho, pero si vas a decir algo que es ridículo, al menos podrías tener la decencia de citar dónde has leído lo que estás diciendo o cómo has llegado a tal conclusión. Y teniendo en cuenta que vas a poner chorricientos posts sobre el tema, podrías añadir las referencias. Por ejemplo, en el punto 2, donde dice que el IGF-1 está relacionado con el crecimiento de tumores, es cierto. Si bien queda por aclarar si la leche de vaca lleva tal factor de crecimiento, ojo. Sin embargo, no es menos cierto que el IGF-1 ha demostrado tener cierta capacidad para tratar algunas alteraciones observadas en un modelo animal de enfermedad de Alzheimer.
Visto esto, es fácil saber qué técnica ha seguido esta persona para afirmar semejante barbaridad. Y voy a hacer lo mismo: la leche lleva IGF-1, que previene el Alzheimer y por lo tanto, tomarla es bueno para combatir la enfermedad. ¿Veis qué fácil es afirmar cosas sin sentido tergiversando lo que dice el texto? Mariló Montero es experta. ¿Recordáis su lío con el limón? Pues es básicamente lo mismo. Se cogen un par de afirmaciones, se colocan juntas et voilà, la leche produce cáncer. Algo que, como podéis suponer, es otra mentira como un piano, tal como explica Centinel en su blog, en estos dos posts indispensables.
Pero pseudoafirmaciones aparte, lo que más me indigna de esta historia no es que dijera memeces sin sentido, no. Lo que más me molesta es que lo hiciera para promocionar un modo de vida, el vegano, que no todos tenemos por qué aceptar. Gilipollez del "lenguaje neutre" aparte, por supuesto.
Y es que esta persona ha caído en el mismo juego que cayeron los ecoterroristas que acosaron a J. M. Mulet en Argentina durante la presentación de Comer sin miedo. No, no me refiero a las amenazas de muerte, no. Ni mucho menos. Me refiero a la amenaza del miedo, a esa infusión de terror a la que se han acostumbrado a llevar a cabo para conseguir sus propios fines. Y es entonces cuando todo vale: amenazar con trastornos ginecológicos, fomentar la psicosis con el cáncer como arma arrojadiza, apoyarse en la memez de la acidificación como causa de tumores, aumentar el terror al autismo... Todo. Casi no hay carro pseudocientífico al que no se suba con tal de denunciar lo malo que es la leche. Incluso utilizando los absurdos neutros acabados en "e", tales como niñes y adultes (obviando que, en castellano, el masculino tiene función de neutro; uy, perdón por ser heteropatriarcal y opresor por recordarlo) para culminar el grado de estupidez al que es capaz de llegar.
¿Era su intención informar de alguna verdad acerca del consumo de leche? No, hombre no... eso realmente da igual. ¡Si se ha inventado el resto de polladas! Lo que realmente quería este ser era defender a los veganos (perdón, les veganes), que viven oprimiditos porque no pueden soportar que los demás queramos seguir una dieta omnívora. Como veis, la argumentación, las pruebas en sí, dan exactamente igual, todo lo que importa es defender el estilo de vida vegano por encima de todos los demás. Seguramente porque es el que ella sigue, porque le gusten los peluches o porque realmente tenga algún problema ético con el hecho de consumir animales.
En el último caso, respeto su decisión de no consumir productos de origen animal, faltaría más. Es una opción tan respetable como cualquier otra. Exactamente igual que la mía de importar desde Cobos, un pueblo de Segovia, varios kilos de chorizo, lomo de orza, torreznos, salchichón y otros derivados cárnicos de ese noble animal que es el cerdo. O tan poco respetable, vaya. Pero puedo entender perfectamente que una persona, en su código ético, tenga el no matar animales, ni siquiera para alimentarse de ellos, porque sufren. A esta gente, sin embargo, cabe recordarles que las plantas, aunque no lo muestren de forma evidente, también sufren al ser depredadas y reaccionan frente a los estímulos nocivos. Cabe también recordarles que los animales también sufren con su modo de vida, puesto que el cultivo destruye hábitats de animales, acabando con las poblaciones de los mismos. Y son gente que entenderán estos argumentos como argumentos válidos, pero contra la ética de cada uno, impuesta por cada uno, a veces hay muy poco que hacer, y se plegarán a su exigencia autoimpuesta. Algo que me parece coherente aunque no lo comparta.
Sin embargo, en el tema que nos ocupa, me temo que lo que tenemos es a una persona que le gustan los peluches. La persona que elige el veganismo en conciencia, porque realmente tiene alguna consideración ética, no necesita mentir ni lanzarse a la estupidez crónica para convencer a nadie o dar argumentos del por qué de su elección. Sin embargo, esta persona ha elegido la técnica del engaño, embaucando a la gente que quisiera leerla aumentando su miedo a un producto de origen animal como es la leche. Producto que, como ya he mencionado anteriormente, llevamos consumiendo durante generaciones y que de ser tan pernicioso, ya habría acabado con nosotros (o nos habríamos dado cuenta de que nos hace mal y lo habríamos eliminado de nuestras dietas). Sin embargo, los seres humanos nos hemos adaptado, hemos evolucionado para tomar leche y salvo que tengas una intolerancia genética a la lactosa, no hay ningún problema en tener un consumo normal (con todos los matices que requiere esta palabra) de leche. Su único objetivo no es denunciar un hecho o una característica, dar la alarma sobre un mal consumo o advertir de la toxicidad de la leche, no.
Su único objetivo es imponer el veganismo porque sí. Ellos son los buenos, son los estupendos, los que estarán sanos... Pero están criminalizados, todo el mundo les llama terroristas, todo el mundo se ríe de ellos... Pobrecites, están oprimides... Y por eso usa el absurdo neutro, claro... para solidarizarse con otros oprimidos y dar una imagen de compromiso con la sociedad, ese compromiso tan buenrollero y maravilloso que infecta nuestra sociedad de hoy en día. Queda muy bien posicionarse en contra del maltrato animal, y puesto que la causa es buena, el llevarla al extremo es perdonable. E incluso es "seguible". ¿Acaso no véis el comentario de la persona que dice que hace que le salgan pechos a los niños? ¿De verdad alguien puede decir tamaña memez sin que se le caigan los ojos al decirla?
Hemos caído en el todo vale. Nuestra idea, nuestro estilo de vida es el único válido, es el que debe seguir todo el mundo. Y tal como hicieron los Papas, los Imanes y tantos y tantos líderes fanático-religiosos antes que ellos, no importa imponerlo por la fuerza, porque para eso es el mejor modo de vida que existe. Que se adapten los demás a lo que yo digo, que yo ya estoy aquí y a mí me será más cómodo. Sin embargo, la realidad insiste una y otra vez en arrojarnos contra el suelo de cara y darnos la hostia de nuestra vida. Las veces que haga falta. Y nos muestra, sin descanso, que cuando nos atrevemos a hacer afirmaciones a la ligera y a utilizar el miedo como herramienta para imponer una chorrada sin sentido, lo único que hemos hecho es causar un sufrimiento innecesario a nuestros semejantes, infligir un sufrimiento que no era debido a quienes nos rodean.
Y, cuando uno alardea de ser vegano, no tomar leche y demás por no causar sufrimiento a otros seres vivos, quizá debería recordar que el alarmismo infundado y el miedo vacío no es más que otra forma de provocar sufrimiento a otros seres vivos de los que suelen olvidarse por conveniencia.
Cuando leo tus posts, me invade un momento de magufismo y pienso: "este tío se mete en mi mente y escribe lo que estoy pensando!"
ResponderEliminarTonterías aparte, felicidades por el blog y, por favor, no cambies el tono; esta mezcla de sarcasmo indignado y mala leche me encanta.
Roger
P.D.: por si pudiese interesarte, yo también escribo un blog, en mi caso algo más banal, sobre "geografías remotas". www.remotageographiaeesp.blogspot.com.es
Muchas gracias por tus palabras.
EliminarY bienvenido.
Aterricé aquí por casualidad, y te encuentro toda la razón en lo que dices.. Aburren estas tonterías sobre la leche, el limón, el bicarbonato, eso de que hay que limpiar el cólon...jajaja...nos tapan a disparate limpio en la red...y mucha gente se lo cree! Eso es lo peor!
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